marzo 15, 2011

Más allá de la pantalla

            Frente a la pantalla del cine Renoir de Madrid, una pregunta acecha y cuestiona la realidad. “¿Qué somos?”, desafía una voz. La respuesta ansiada se busca pero no se encuentra. ¿Meros espectadores? ¿Actores activos?
            Ante el espejo, el reflejo de quien mira invita a descubrirse, a desnudarse, a conocerse. Sin embargo, más que al propio cuerpo observado la mente atiende a los sueños y anhelos futuros. Sentir el viento y descubrir América sobre “La Poderosa”, reivindicar la esencia del artista desde la Habana a través de los acordes de una guitarra, jugar a improvisar en la calle mientras se elige quien se quiere ser, mostrarse fiel a uno mismo o luchar por los propios ideales por muy utópicos que parezcan.
            El poder de una historia que nace entre realidad y ficción alcanza tal repercusión que condiciona nuestro día a día. Ya sean las metas individuales o la voluntad de toda una sociedad. El séptimo arte constituye una ventana que se abre, un mar de posibilidades, un sinfín de opciones que remodelan nuestra concepción a la hora de ver el mundo. Porque, ahora, no se limita a mostrar de la forma más verosímil posible nuestro alrededor; sino que invita a vivir, despierta conciencias, trata temas hasta el momento silenciados y denuncia atrocidades ignoradas. De este modo, toda película representa una voz, un grito, un desgarro… que permite que los ecos se escuchen más allá del público de butacas.
            La realidad presentada pasa a ser nuestra propia realidad. Si todavía dudas, dirige tu mirada hacia “Anonymous” o revisa en una hemeroteca el número de artículos vinculados a la eutanasia tras el estreno de “Mar Adentro.” El cine, con paso firme y profundo, cuestiona principios aparentemente arraigados en nuestra cultura y sociedad. Sin olvidar que, entre polémica y censura, consigue hacerse escuchar; al tiempo que acalla comentarios demagógicos de los grandes líderes. Por todo ello, su importancia es vital y su poder innegable.
            Y tras todo esto…¿Qué nos resta hacer a nosotros?  Shakespeare dijo que “el mundo es un escenario y todos los hombres y mujeres somos meros actores.” No obstante, el papel a desempeñar únicamente depende de nosotros. Temer o improvisar. Observar o actuar.
            Si tú también lo tienes claro, invitado estás a compartir este viaje. Sin miedo y siempre de frente.


*Películas mencionadas: Diarios de Motocicleta, Habana Blues, Noviembre, Los Edukadores, V de Vendetta, Mar Adentro.

4 comentarios:

  1. Las películas no son planas. Son esferas multifacéticas.

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  3. Me encantas, una gran idea guapiña :)
    http://pasadopresenteyfuturoperiodismo.blogspot.com/ (la Lusi tiene blooog!!)

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